Las 48 obras que reúne el IV Salón BAT de Arte Popular-Identidad Regional, que se puede apreciar hasta el 26 de marzo en el Museo Atlántico, son muestra de que para ser creativos, los colombianos no tienen límites ni con los materiales ni con las temáticas.
Obras trabajadas con plumas, con tubos galvanizados, con canutillos, lentejuelas, óleo, acrílico, madera, en técnicas tradicionales como el mopa-mopa, de Nariño, en alambre de púa y en cartón, hacen parte de esta representación que llega desde todos los rincones del país.
Para crear este salón, que desde su creación busca fortalecer la promoción de lo que hacen los artistas empíricos del país, el crítico y curador de arte Eduardo Serrano tomó la idea del artista alemán Joseph Beuys, cuando decía que todo hombre es un artista puesto que la creatividad es inherente al ser humano.
“Lo importante del salón es que demuestra que todos tenemos una creatividad inherente y además tenemos algo que expresar a través de ella, no es necesario hacer esculturas en mármol, no es necesario hacer pinturas al óleo sino que con cualquier instrumento o con cualquier material el hombre puede hacer una obra de arte”, dijo Serrano.
La secretaría de Cultura y Patrimonio del Atlántico abrió las puertas del Museo Atlántico para mostrar que estas obras de arte son el reflejo exacto de Colombia en toda su diversidad.
“Este salón precisamente exalta la identidad regional de nuestro país y busca que todos los artistas sean reconocidos, aquellos quienes son capaces de plasmar en sus auténticas creaciones todo su sentir”, expresó la secretaria de Cultura y Patrimonio, Deyana Acosta-Madiedo.
Las obras fueron escogidas de un total de 1.650 proyectos que se postularon al salón y que conformaron seis exposiciones regionales. Luego, el público de las diferentes regiones –a través del voto– seleccionó las obras que más gustaron. A través de ellas, los artistas reflexionan sobre lo rural y lo urbano, sobre la violencia y el desplazamiento entre otros temas.
En una ceremonia, el pasado 9 de octubre, el jurado anunció la obra reconocida con el Gran Premio que otorga el salón. Se trata la pieza Un lumbalú sentido para Batata III, trabajada en madera con acrílico y fotografía, inspirada en el ritual fúnebre de los palenqueros, del artista Edgardo Camacho Pérez.
“Está el artista que es un agricultor y que hace de su azadón una manera para expresarse artísticamente. Es decir, que no se sale de su vida. Son artistas que confrontan su trabajo y su vida creativamente y ese es el mensaje final del salón: que todos, sin distingos, podremos ser artistas algún día”, puntualizó el curador Serrano.
ASESORÍA DE COMUNICACIONES
GOBERNACIÓN DEL ATLÁNTICO